Popularmente
se dice que hacer el camino de Santiago con alguien crea unos vínculos
especiales con esa persona. Que vivir una experiencia vital (buena o mala) es
un motivo de unión. Pues el sufrimiento compartido en los entrenamientos y en
las carreras también hace que se cree algo especial con personas completamente
distintas a ti. Personas con las que no compartes tus gustos, tus pensamientos,
tu trabajo, tu ideología, pero si compartes algo mucho más fuerte a todo eso,
ya sabes a lo que me refiero, el running.
Ver a tus compañeros/as avanzar, superándose día a día y compartirlo contigo
puede llegar a niveles similares de los ejemplos anteriormente citados. Ese algo especial que nos regala este
deporte es la superación personal.
El
pasado 25 de octubre en Jaén 1.500 valientes
se dieron cita en la capital de nuestra provincia. Y recalco lo de valiente porque es así como hay que
denominar a cada uno de los atletas que tuvieron la osadía de salir de la
Salobreja, subir a la falda del castillo,
callejear por el casco antiguo,
pasar por la preciosa catedral y llegar al mismo sitio de partida. Un circuito
que escrito aquí puede parecer hasta atractivo; castillo, casco antiguo,
callejear, catedral… Pero nada de eso. Las rampas, el desnivel, el calor y los
adoquines hizo que cada kilómetro de la carrera se estirara más y más, dando
lugar a que los atletas participantes llegaran casi exhaustos a la línea de
meta.
Quizás por estos motivos las caras de los
participantes una vez concluida la carrera o incluso unos minutos después,
despertaran curiosidad en mí. Pude observar infinidad de rostros totalmente dispares. Unos
desencajados, debido al esfuerzo titánico realizado en la carrera. Otros me
demostraban desilusión por no haber conseguido la marca esperada. Vi alguna
lágrima, que no me atreví a preguntar, pero quiero pensar en esa superación
personal que nos guía en este deporte, o quizás, también se me ocurre en alguna
promesa, dedicatoria… etc. dedicada a alguien especial. Por supuesto que también
había alguna cara de algún gallito, que miraba a los que entraban detrás suya
queriéndole decir: ¡Tampoco es para tanto! Yo he llegado 10 minutos antes que
tú y estoy como un roble. Vi cara de campeones y caras de derrotados… Pero todas
coincidían en una cosa, que ninguna de ellas decía una sola palabra.
Juan Carlos.
PINCHA EN LA IMAGEN Y PODRÁS VER LA PREVIA Y SALIDA DE LA CARRERA.
PINCHA EN LA IMAGEN E IRÁS AL POST CARRERA.
Próximo post: jueves 5 de noviembre.